¡Hoy 13 de octubre del año 2010, nosotros los humanos hemos recibido una lección de vida! 33 mineros lograron reencontrarse con sus familias tras estar 70 días en cautiverio.
El ver a cada una de las 33 personas salir por ese estrecho ducto, en el que el cuerpo de cada uno apenas entraba en la cápsula fue simple y sencillamente importante.
Estas más de 24 horas de trabajo arduo han logrado generar en la humanidad un lapso de olvido del odio y el rencor. Este acto de humanidad ha hecho que se olvide la crisis económica, las diferencias entre países, ha logrado que todos nos unamos y estemos unidos por una causa: ver a nuestros hermanos mineros de vuelto a casa.
¡Este ha sido el mejor periodo de amnesia que hemos podido experimentar! Este se ha convertido en un respiro para todos los problemas, muchos lo han calificado de un momento de conexión con Dios, el recordar la existencia de ese ser superior.
Le doy infinitas gracias a los mineros en especial por habernos provocado este lapso de olvido de lo negativo, de lo malo, del desgaste. Agradezco a Chile por habernos hecho recordar que a pesar de todas las carreras diarias seguimos siendo humanos y que esto es algo que nunca debemos olvidar.
Ha sido tanta la emoción por esta oportunidad que se nos ha dado, para por un lado olvidar cosas que nos maltratan y por otro lado recordar el sentido de la vida, que mis colegas se han unido para llevarle al mundo un acto de amor y en el caso específico de los noticieros costarricenses, han logrado que estos olviden la gran cantidad de sucesos que manchan nuestros televisores, periódicos, radios.
¡Esperemos que situaciones como estas nos hagan recordar lo importante y olvidar lo insignificante!
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